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jueves, 20 de enero de 2011

Nuestra Señora de los Buenos Libros (para jóvenes)


HALLAZGO PROVIDENCIAL
Casi todas las imágenes famosas; patronas de regiones españolas, de ciudades, de pueblos... registran en su historia un hallazgo providencial.
Autor desconocido, antigüedad discutida.
Se las ocultó en tiempos de invasión extranjera, para librarlas de profanaciones. La invasión musulmana, la francesa....
Al cabo de muchos años se encontró casualmente, providencialmente, la venerada imagen en el tronco de un árbol, en el arco de una fuente, en el hueco de una ventana, en la cueva de un monte, en el agujero de una muralla.
Dispuso Dios que permaneciera escondida la imagen durante la furia iconoclasta, y cuando ser retiro la marejada, la volvió a presentar a la veneración de los fieles porque deseaba dispensar por medio de ella sus gracias.
Algo semejante sucedió con la imagen que lleva por advocación Nuestra Señora de los Buenos Libros.
Titulo de la Santísima Virgen desconocido en la Iglesia.
No se encuentra en los libros ni en los catálogos mariológicos españoles o extranjeros.
Fue en Valencia, a fines del siglo pasado, cuando el Cardenal Sancha creó una Asociación Pontificia y Diocesana de Nuestra Señora de los Buenos Libros y Prensa Católica, domiciliada en el Seminario Conciliar de Valencia.
Los fines que perseguía la asociación eran:
Recoger libros y revistas católicas para distribuirlos por los centros benéficos: cárceles y hospitales. Con este fin se instalaron grandes buzones en las iglesias.
Se creó una biblioteca católica ambulante.
La Asociación disponía de un periódico mensual, El Cruzado Valentino, que se distribuya a quien lo solicitaba o gratis mediante una limosna voluntaria.
Se facilitaba también la crítica de libros.
Esta Asociación necesitaba una patrona y se acogió a la Santísima Virgen.
Se encargó una imagen que llevaría la advocación de Nuestra Señora de los Buenos Libros.
La primera estatua se atribuye al escultor Valenciano Damián Pastor, y fue tallada en los estudios de Vergara.
La que actualmente va despertando el entusiasmo de los estudiosos es obra de otro escultor valenciano Sr. Ponsoda y está inspirado en una Virgen del Rosario de Vergara.
Talla hermosa de 1,45 metros. Esbelta, airosa. Los vestidos con movimiento barroco. El rostro encantador, cándido y sencillo.
La Virgen está de pie con el Niño Jesús en los brazos; Madre e Hijo tienen en las manos un libro en ademán de ofrecerlo.
La Asociación y la imagen fueron enriquecidas con numerosas indulgencias episcopales y pontificias.
San Pío X., gran amigo de los libros, que en su niñez andaba todos los días a pie catorce kilómetros para asistir a la escuela, miro con agrado esta nueva advocación de la Santísima Virgen, y el día 13 de febrero de 1910 concedió la bendición apostólica e indulgencia plenaria en la hora de la muerte a todos los socios presentes y futuros; indulgencia que se hacia extensiva a cuantas filiales se fundaran en la Diócesis de Valencia.
La fructuosa Asociación languideció hasta desaparecer; y la Virgen de los Buenos Libros fue a parar a una hornacina retirada y oscura de la iglesia del Salvador de Valencia.
Providencia de Dios, sin duda. El turbión comunista inundaría el suelo español y muchas imágenes veneradas quedarían convertidas en ceniza o en astillas.
La Virgen de los Buenos Libros, en el rincón oscuro de su hornacina valenciana, pasó desapercibida y se libró de la destrucción.
Hasta que sonó la hora providencial.
En el verano de 1961, un profesor de la universidad de Murcia, Congregante Mariano fervoroso, se hallaba en Valencia por razón de estudios.
En la noche del uno al dos de julio, a eso de las doce, unos turistas alemanes ser presentaron en la residencia del profesor murciano y demostraron interés por conocer el famoso Cristo que se venera en la iglesia del Salvador.
El profesor se prestó gustoso a enseñarlo.
La Iglesia estaba a oscuras. Buscando las llaves de la luz eléctrica, el profesor casualmente iluminó la hornacina de la Santísima Virgen.
Descubrimiento providencial…
El profesor se intereso por la belleza artística de la estatua.
Y el congregante se intereso mas por el significado que pudiera tener aquella imagen en actitud original.
Muchos turistas habían desfilado por el templo para admirar la gigantesca y artística talla del Santo Cristo. Nadie había reparado en la imagen arrinconada de la Virgen, que los años iban cubriendo de polvo y de telarañas.
Había sonado la hora providencial.
Se descerrajó la puerta de la hornacina, porque esa llave no se encontraba.
Algo así como los providenciales hallazgos de las Vírgenes famosas, destinadas a despertar el amor y el entusiasmo de un pueblo, de una región, de una nación entera en circunstancias especiales.
¿No habría parecida providencia en el casual descubrimiento de aquella imagen?
así pensó el profesor y el congregante murciano; y se propuso fomentar la devoción a Nuestra Señora de los Buenos Libros, sobre todo en el ambiente estudiantil que el respiraba.
Necesitaba la juventud este patrocinio de la Santísima Virgen.
Vivimos en la era de los libros. Un aluvión de prensa arrastra a la juventud. Predominan los libros perniciosos; saturados de ateísmo, de ideas disolventes, de pornografía.
La guerra fría o caliente, que sostiene sin tregua la humanidad, es una lucha de ideas; y el principal órgano difusor de las ideas es la prensa: el periódico, la revista, los libros.
En estas circunstancias ¿no será providencial la aparición de la Virgen con la advocación de los Buenos Libros?
Desde muy antiguo existen imágenes de la Virgen con algún libro a su lado.
El pincel de Murillo sorprendió la encantadora escena familiar de Santa Ana, que deja las labores y abre el libro para enseñar a su hija, la Niña María.
Muchos cuadros de la Anunciación presentan a la Santísima Virgen con un libro abierto delante.
Algunas Madonas italianas reproducen la imagen de María con el libro abierto a su lado.
En todos esos cuadros la Madre de Dios tiene el libro para utilizarlo Ella; en la imagen valenciana la Madre y el Hijo no utilizan ellos el libro; tienden la mano para ofrecerlo a los que se acercan.
Esto es lo original de la imagen, la razón por la que merece el titulo de Nuestra Señora de los Buenos Libros.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOS BUENOS LIBROS

"Virgen de los BUENOS LIBROS, Madre de Dios, Trono perfecto de la sabiduría, sed Vos la armadura y el escudo de mi fe, en defensa de mi mente contra el ateísmo infiltrado en las obras científicas y contra las ideas disolventes inoculadas en revistas y novelas. Concede a mi alma el equilibrio espiritual y a mi cuerpo el sosiego de todas las pasiones, que tu rostro refleja. Haz que ame a Jesucristo sobre todos los placeres y a mis hermanos los hombres con caridad universal, cimentada en el sacrificio. Sed Vos, Señora, norte y guía de mi vida, para que en los vaivenes de mi destino, a Vos solamente busque, para caminar juntos por los inciertos senderos de este mundo. Haced que mi corazón tenga siempre sed de Vos, que sois manantial de Verdad y de sana alegría. Llevadme a Jesucristo por quien espero, Señora, alcanzar la vida eterna. Así sea."
El Colegio Mayor Universitario "Sagrado Corazón" de Murcia, que fue el iniciador de la campaña para propagar entre los estudiantes la advocación de Nuestra Señora de los Buenos Libros, ha publicado también un hermoso libro con el mismo título, obra de Don Francisco Rico.
Juan Rey (S.J.)
Nuestra Señora de los Buenos Libros (Para Jóvenes)
Col. Folletos ID. 170-J - Santander; Editorial Sal Terrae; (1963)