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jueves, 20 de marzo de 2014

La exclusión cultural llega a París


Visto desde lejos parece una disputa de patio o de pasillo que, aunque tenga su pátina de cultura, no dejaría de ser una cuestión de egos revueltos. Pero no lo es: la Argentina es este año el país invitado de honor al tradicional y muy marketinero Salón del Libro de París, y ha llegado hasta allí con un mezquino toque de sectarismo kirchnerista.
La nutrida delegación de escritores nacionales asiste con las exclusiones ideológicas de este tiempo. No todos los que están militan en las filas K, pero no están ninguno de los intelectuales opositores de peso.
Hay autores indiscutibles como Dujovne Ortiz, Almada, Calveyra, Bizzio, Piñeiro, Martínez y Alcoba y ningún autor indiscutible del universo anti K como Caparrós, Birmajer o Aguinis. Tal vez las ausencias más inexplicables sean las de Edgardo Cozarinsky y Beatriz Sarlo.
Treinta de los casi cincuenta invitados fueron seleccionados por una comisión de los dos países. Las becas y los viajes son la forma más eficaz de reclutar intelectuales. ¿Y el resto?: “Fueron elegidos con criterios que desconocemos por completo”, dijo Bertrand Morisset, director del Salón.
Yo, argentino, dijo el francés.
Morisset lo dijo, sin decirlo, por algunos de Carta Abierta y funcionarios como Rinesi o María Pía López o el entrevistador presidencial Brienza. Pero nada dijo de la orden de restricción sobre intelectuales de fuste como Luis Alberto Romero o Santiago Kovadloff.
La sorpresiva deserción de Ricardo Piglia, la figura más fuerte de la delegación, lo puso como loco: lo acusó de cobarde y deshonesto. Piglia le contestó como un diplomático francés (ver pág. 32).
Dos años atrás, en la Feria de Guadalajara, el país invitado fue Chile. El Chile de Piñera. En la delegación estaba Pedro Lemebel, que desde el escenario no se privó de denostar al gobierno y a su manera, es decir, con brutalidad. Aquí el kirchnerismo sólo tolera adhesiones.
Nuestra relación con París es antigua y fuerte. Cortázar amaba París y amaba Buenos Aires y Rayuela, su novela emblemática, es un homenaje a las dos ciudades y a ese vínculo posible y a la vez imposible que las une.
Alguien del círculo presidencial calificó a Cortázar de gorila, lo mismo que se ha dicho de Borges. Es esa mirada política la que empobrece la literatura y es la mirada políticamente más pobre de las miradas posibles.
Lo que ha hecho el kirchnerismo en el poder debería darle un poco más de modestia y un poco menos de intolerancia. Jorge Coscia, el encargado de Cultura, lo cual no deja de ser una contradicción, dijo: “Vamos a París por la amplitud, la diversidad sin exclusiones. Cristina debería ser recordada como la gran presidenta cultural de la historia”. Obvio, refleja más lo que él es que como quiere que lo veamos. Literatura, la de Coscia, de alta ficción y baja calidad.


## La  editorial FUE ESCRITA POR EL editor del diario CLARIN  RICARDO ROA

jueves, 20 de febrero de 2014

SALÓN du LIVRE: Les OPPOSANTS ARGENTINS n’iront PAS á PARIS


El reclamo por los autores excluidos llega a Francia

El Gobierno privilegió a los intelectuales afines al oficialismo
“La fiesta de la literatura argentina se tornó amarga”. Así comienza la nota que ayer le dedicó el diario francés Le Nouvel Observateur a la polémica levantada tras conocerse la lista de autores que acudirán, a partir del 21 de marzo, a la edición número 34 del Salón del Libro de París, en el que este año, y con motivo de la celebración del centenario del nacimiento del escritor Julio Cortázar, la Argentina es invitada de honor. La nota se titula “Salón del Libro: los autores opositores no van a París”, y explica que “los escritores excluidos de la lista denuncian que la elección se hizo bajo políticas sectarias”.
La nota del diario francés cuenta que, a la lista de 30 autores traducidos en Francia, que fue confeccionada por el Centro Nacional del Libro y el Instituto Francés se incluyó a otros 18 escritores no publicados en Francia, por elección unilateral del Gobierno argentino.
No es la primera vez que el gobierno K privilegia el discurso político local en una feria literaria, en lugar de ofrecer un panorama más diverso, confundiendo, según algunos, difusión con propaganda. En 2010, Argentina fue el país invitado a la Feria del Libro de Frankfurt y la administración kirchnerista decidió que los personajes que representarían a nuestro país en el mayor certamen literario del mundo serían Maradona, Evita, Gardel y el “Che” Guevara. La decisión fue criticada y finalmente se añadió a dos escritores: Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. Se trataba de literatura, al fin y al cabo. Pero los que llegaron a la ciudad alemana en el momento de la verdad, comprobaron que en el pabellón en que la Feria alberga cada año al país invitado, el afiche que más se repetía era la foto de Cristina Fernández de Kirchner.
No se trata de que la lista confeccionada por Argentina incluya sólo a intelectuales afines al oficialismo, pero la realidad es que deja afuera a autores marcadamente opositores como Tomás Abraham, que estudió en la Sorbona de París, Edgardo Cozarinsky, que también vivió durante años en la capital francesa, Beatriz Sarlo, Martín Caparrós y Jorge Asís, entre otros. Entre los elegidos por razones de afinidad política, cabe citar al escritor Ernesto Laclau, al periodista y escritor Hernán Brienza, y a todos los miembros de la agrupación K Carta Abierta, entre ellos José Pablo Feinmann, Ricardo Forster y Horacio González, director de la Biblioteca Nacional.
En declaraciones al diario francés, la escritora Pola Olaixarac, otra autora opositora que tampoco fue invitada, afirmó que “suponer la ausencia de razones políticas en la composición de una delegación cultural argentina es naif”. Y recordó cómo el Gobierno utilizó para la promoción de las ideas oficialistas su participación en la Bienal de Arte de Venecia de 2013, cuando convocó a la artista plástica Nicola Constantino para llevar a cabo una obra sobre Eva Perón que se vio obligada a modificar por no ser lo suficientemente “nacional y popular”.
Entre los que opinaron, el escritor Marcelo Cohen relativizó la discusión y la tachó de “bodrio”.
“El homenaje a Cortázar –señaló Olaixarac–, es la oportunidad perfecta para organizar versiones pobres del ‘intelectual comprometido’, con figuras que contribuyen a la idiotizada glorificación de los años 70. Yo estoy en la lista de los que no han sido invitados y me parece bien –sostiene–; es un club muy elegante y contemporáneo. Estoy encantada de formar parte de esa lista”.


viernes, 31 de enero de 2014

El GOBIERNO EXCLUYÓ a AUTORES CRÍTICOS de la DELEGACIÓN que viaja AL SALÓN del LIBRO de PARÍS


Argentina es invitada de honor a esa Feria con una representación de casi 50 escritores. Pero la lista, que INCLUYE A TODA CARTA ABIERTA, se destaca por su sectarismo. Opinan organizadores, expertos y los intelectuales discriminados
Por cumplirse este año el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, Francia eligió homenajear a las letras argentinas en la edición 2014 del Salón de Libro de París, que tendrá lugar del 21 al 24 de marzo próximos. Pero lo que podía ser una ocasión de lucimiento para el país y sus autores estará teñido de la ya conocida intolerancia oficial hacia todo pensamiento crítico.

"Misión diplomática", "lista variopinta", "armada Brancaleone", "viaje de egresados":son algunas de las reacciones de los críticos literarios consultados por Infobae, ante la lista de invitados publicada en la página del Salon du Livre. Pero lo más grave es la sospecha de censura que despierta esta selección. 
Basta dar una rápida mirada a la delegación –por cierto numerosa, ya que incluye 48 nombres- para que, junto con la inclusión de muchos autores cercanos al oficialismo -cuando no apologéticos-, resalten las ausencias, por ejemplo, de Jorge Asís y Martín Caparrós, en narrativa, dos de los escritores más leídos de estos años –del primero se ha reeditado casi toda la obra recientemente, y el segundo ya ha sido editado en Francia-, pero que se caracterizan por tener una visión crítica del Gobierno, aunque desde ángulos opuestos. Lo mismo sucede con Beatriz Sarlo, en el género ensayo, pese a que la lista incluye a notorios referentes del pensamiento oficial, como Ernesto Laclau, Horacio González, Ricardo Forster y José Pablo Feinmann
"Martín Caparrós, ensayista, narrador y cronista destacado y prolífico, debió ser naturalmente parte de la lista –opinó el crítico cultural Quintin (Eduardo Antín). Si fue excluido por ser crítico del gobierno, estaríamos ante un caso flagrante de censura y discriminación, lo que reforzaría la evidencia de que la elección privilegió la adhesión política". 
La escritora y editora Gabriela Esquivada calificó de "ausencia extraña" la de Jorge Asís. "Fue embajador de Argentina en la Unesco –con sede en París-, tiene una obra y es muy activo antikirchnerista. Si fue una recomendación oficial, su exclusión no sería muy distinta al silencio de Clarín sobre su obra, desde que publicó Diario de la Argentina", opinó. 
Infobae contactó a los autores discriminados para confirmar que no fueron invitados. Ante la consulta de este diario, Martín Caparrós, que vivió exiliado en Francia durante los años de la dictadura, respondió: "Es cierto que no estoy en esa lista, pese a que mi libro Living -en castellano, Los Livingfue publicado en Francia por Buchet Chastel hace cuatro meses y tuvo muy buenas críticas. Lamentablemente, no me sorprende: las invitaciones a este Salon du Livre son controladas por el gobierno argentino, que las maneja con criterio político. En este caso, supe que estaba en una primera lista y alguien ordenó que me sacaran. Pero insisto: no me sorprendió. Lo mismo pasó en la Feria de Frankfurt -donde también tenía una novela recién publicada en alemán y tampoco me invitaron- y en varias otras instancias. A mí, en todo caso, ir o no ir a esos tours de compras -y de ventas- no me cambia nada. Al gobierno, por supuesto, tampoco, pero parece que todavía no se dieron cuenta". 
Tampoco mostró sorpresa Jorge Asís, quien, ironía del destino, se encuentra justamente en Francia en estos momentos. Vía mail, escribió: "Les respondo justamente desde París. La verdad es que nadie me invitó. Tampoco es ninguna novedad para mí y ni siquiera me importa. Me habitué a la normalidad de las omisiones. Prefiero creer que los 40 escritores invitados son mucho más interesantes que yo, y tienen una obra más significativa". 
Contundente fue la respuesta de Beatriz Sarlo: "No me invitaron. Nunca, ni el Estado nacional ni el municipal me pagaron un pasaje. Deben pensar que tengo malos modales en la mesa", ironizó. 
Misión más diplomática que cultural 
"Desde hace 20 años, el Salón del Libro de París honra la literatura de un país. En ese marco, una delegación de 20 a 60 autores se traslada a Francia para encontrarse con el público francés, participar en mesas redondas y hacer sesiones de dedicatorias", explicó desde Francia Bertrand Morisset, comisionado del Salón del Libro.
Consultado acerca de cómo se confecciona la lista, dijo: "La lista oficial de autores es establecida tradicionalmente, en forma conjunta, entre las instituciones francesas, el CNL (Centro Nacional del Libro) y el Instituto Francés [N. de la R.: organismo para la acción cultural en el exterior] y las del país homenajeado". 
En cuanto a los criterios, explicó: "Los autores seleccionados son hombres y mujeres de diferentes generaciones, elegidos para representar la riqueza literaria actual del país, y su producción refleja la diversidad de géneros literarios. Algunos están traducidos, es decir que tienen una actualidad editorial en Francia y son reconocidos internacionalmente. Otros todavía no han sido traducidos y deberán ser descubiertos por el público francés". 
Sin embargo, un repaso de los nombres retenidos no arroja esa imagen de diversidad buscada. Y es difícil no ver la mano del Gobierno detrás tanto de algunas ausencias inexplicables como de ciertas presencias injustificadas
"La lista contiene nombres valiosos, pero es muy sesgada desde el punto de vista ideológico –opinó Quintín. No advierto en ella un solo escritor identificado públicamente con posiciones políticas contrarias al gobierno. En cambio, están ampliamente representados quienes apoyan abiertamente al kirchnerismo como funcionarios, militantes e ideólogos. En ese sentido, la agrupación de intelectuales Carta Abierta aparece a pleno y forman parte de la delegación el ideólogo personal del matrimonio Kirchner [N.de la R.: Ernesto Laclau] y hasta un periodista de combate [N.de la R.: Hernán Brienza]. A pesar de que hay escritores independientes, la lista tiene aspecto de misión diplomática más que cultural". 
"Por otra parte, el número de escritores jóvenes es escaso: hay sólo dos menores de cuarenta años y la composición luce un poco vetusta. Pero es normal en estos casos que haya ausencias notorias y que los viejos sean numerosos", agregó. 
En opinión de Gabriela Esquivada, "si los franceses han hecho la lista, para dar cuenta de una literatura -como dicen- 'copiosa y multicultural', se entiende que inviten a figuras cuyo peso creció por su adhesión al kirchnerismo; es parte del panorama actual, estas figuras están en los medios argentinos, sus libros salen en las editoriales argentinas, su pensamiento es parte del debate de hoy". 

Sin embargo, asegura no entender "por qué no invitan a aquellos otros con los que éstos debaten". Y ejemplifica: "Si va el periodista Hernán Brienza, bien pueden ir Martín Sivak, Oscar Muiño o Diego Rojas, para citar tres pensamientos diferentes pero no kirchneristas. Si algún organismo oficial hizo la lista, en cambio, conviene preguntar por qué no aparecen Gabriela Cabezón Cámara, Silvia Molloy, Sylvia Iparraguirre, Vlady Kociancich, Eduardo Belgrano Rawson, Edgardo Cozarinsky, Roberto Cossa, Marcelo Cohen, Luis Gusmán, Fabián Casas, Washington Cucurto, Alan Pauls, Pedro Mairal..., entre tantos otros".


Esquivada ve una analogía entre esta selectividad y toda la gestión cultural: "Es una lista de lo más variopinta, porque si hablamos de representatividad, y si ésta se construye desde el Estado, hay una responsabilidad con todo lo representable más allá de las simpatías de quien gestione ese Estado en el momento. Pero en Argentina siempre ha existido una fuerte superposición entre Estado y partido en el gobierno, algo que se ve en el Canal 7 de la gestión kirchnerista, pero también en la Ciudad de Buenos Aires donde gobierna la oposición. Así que pedir esa responsabilidad equivale a vivir dentro de un frasco de mayonesa". 
En lo que concierne al dibujante e historietista Rep, cuya presencia puede llamar la atención, Esquivada considera que su obra "fue anterior al kirchnerismo" y lo sobrevivirá. "Algo similar diría del director de la Biblioteca Nacional, Horacio González: es un intelectual con una obra de consistencia. En este grupo agregaría a María Pía López, sin duda. En cambio, tanto Forster como –sobre todo– José Pablo Feinmann son intelectuales de otras características. Forster representa Carta Abierta; Feinmann ha metido la pata hace ya tantos libros y columnas..." 
Al respecto, recuerda que en un texto éste llegó a comparar a Néstor Kirchner con el escritor francés Jean-Paul Sartre, por ser ambos "virola" (bizcos). "Si yo fuera francesa me inquietaría verlo en el Salon du Livre después de este castigo a Sartre", ironizó. 
Además, nombró a "otras figuras que muestran simpatía con el gobierno", como Vicente Battista, Eduardo Rinessi, Laclau. "Más que simpatía, en realidad", acotó. 
"TODA LA PROGRAMACIÓN DEL CANAL ENCUENTRO" 
"¡Qué lista!, exclamó otro crítico literario consultado, que prefirió hacer reserva de su nombre. Algunos indiscutibles como Guillermo Martínez, la Bellessi, Piñeiro, Piglia, Pablo de Santis, Dujovne Ortiz, Chitarroni... Lo demás es la 'armada Brancaleone': Horacio González tiene un pensamiento prestigioso y valioso, pero si se le suma Brienza, Forster, Sasturain, Feinmann, Laclau... es como tener la programación de Canal Encuentro completa..." 
Y, no sin algo de sorna, agregó: "Veo algunas yuntas donde uno justifica la presencia del otro o donde ninguno de los dos justifica demasiado al otro: Selva Almada –brillante- y Tabarosky, la autora y su editor; Saccomanno y García Lao, son pareja; Sergio Bizzio y Lucía Puenzo, marido y mujer, ambos valen pero, ¿más que otros? ¿Tienen que ser invitados los dos? Para incluir al novio de, marido de, o editor de, ¿no están dejando afuera a otro que es mil veces más importante? Porque nadie dice que sean malos en lo que hacen pero... ¿es un viaje de egresados esto?"

Entre otras ausencias difíciles de explicar, cita: "No están Leo Oyola ni Hernán Ronsino que, dentro de los nuevos escritores de Argentina valen más que unos cuantos que sí están invitados tipo Inés Garland. No está Rodrigo Fresán... No está Kociancich... ¡No está Alan Pauls! ¡No está Abelardo Castillo, es una barbaridad si no lo invitaron!" No fue posible confirmar los motivos por los cuales Castillo no está en la lista, pese a la consulta a fuentes oficiales. En cambio, la ausencia de César Aira, señalada por casi todos, se debe sencillamente a que el propio escritor rechazó la invitación
"No está invitada ninguna autora de la literatura romántica que son las que más venden: Florencia Bonelli, Gloria Casañas, etcétera. Hay un fuerte prejuicio de género, como siempre pasa con los géneros populares aunque los que organicen esto sean peronistas", concluye este crítico. 
Infobae consultó también a la Secretaría de Cultura de la Nación, co-responsable de la confección de la lista. Alejandro Obeid, de la secretaría de Prensa del organismo, negó que hubiera habido un criterio político en la selección y aseguró que la delegación se conformó de común acuerdo con el Sindicato de la Edición de Francia y los organizadores del Salon du Livre, siguiendo los criterios establecidos por esa feria anual, a saber: que estuvieran representados todos los géneros, del ensayo hasta la literatura infantil, autores ya consagrados junto a otros más noveles, hombres y mujeres, traducidos y no traducidos. 
En los casos concretos de Asís, Caparrós y Sarlo, aseguró desconocer los motivos de su exclusión de la lista pero reiteró que no tenían que ver con sus posiciones políticas. Incluso, a modo de ejemplo de la apertura del Gobierno en la materia, dijo que María Kodamapresentaría nuevas ediciones de las obras de Jorge Luis Borges en el Salón. No se estaba refiriendo a la viuda del escritor, que no tiene posición política pública, sino al autor fallecido
Obeid aclaró también que Jorge Coscia, el secretario de Cultura de la Nación, no tuvo "ninguna participación" en la elección de los autores invitados, sino que la tarea recayó en laDirección de Industrias Culturales, área a cargo de Rodolfo Hamawi. Sin embargo, en la conferencia de prensa que tuvo lugar en la embajada de Francia en Buenos Aires, el 16 de noviembre del año pasado, para anunciar el comienzo de los preparativos para la participación argentina en la Feria del Libro de París, fue Coscia quien se sentó junto al embajador francés, Jean-Michel Casa
Gabriela Esquivada rescató de todos modos aspectos positivos de la lista: "Veo autores jóvenes que llevan adelante un proyecto literario con fuerte identidad individual, como Leandro Ávalos Blacha, Samanta Schweblin, Oliverio Coelho, Fernanda García Lao. Lo mismo se puede decir sobre Pablo de Santis, Martín Kohan, Leopoldo Brizuela o Liliana Bodoc en otras generaciones. Veo gente que no puede faltar: los poetas Diana Bellessi y Arnaldo Calveyra, el editor Luis Chitarroni, la narradora Tununa Mercado, el artista Quino. Tambiénnombres establecidos y traducidos: Piglia, Claudia Piñeiro, Ana María Shúa, Sasturain, (Guillermo) Saccomanno, (Alberto) Manguel, Guillermo Martínez, Marcelo Figueras; o que viven en Francia, como Luisa Futoransky, Alicia Dujovne Ortiz -publica en La Nación,insospechable de kirchnerismo-, Silvia Baron Supervielle, Laura Alcoba, etc.; creo que también es el caso de Mario Goloboff quien, además de autor, ha publicado una biografía de Cortázar".
Déjà vu 
En octubre de 2010, Argentina fue invitada de honor a la Feria del Libro de Frankfurt, otra prestigiosa cita mundial de las letras. También en esa ocasión el ideologismo con el cual el Gobierno tiende a teñir todas sus actividades derivó en un bochornola elección de cuatro figuras icónicas –Evita, Maradona, Gardel y el Che-, pero sin vínculo con la literatura, salvo como tema, para representar el acervo cultural del país. 
Ante la indignación generalizada, las autoridades del área cultural accedieron a sumar a los escritores Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. 
PERO EL PAPELÓN YA ESTABA HECHO.