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sábado, 22 de noviembre de 2014

Borro para la Corona


“Quinientos sesenta y tres años antes que Néstor Kirchner, Itzcoatl –el primer rey de México, cuarto tlatoani de los mexicas– mandó destruir todos los anales y códices para que, desde su reinado, empezara a contarse la historia de su pueblo. Itzcoatl también llevó adelante la reforma religiosa mexica, y obligó a los suyos a adoptar una nueva teogonía, acorde con sus conquistas militares: así nació la toltequidad (…) La de Itzcoatl es la primera historia registrada en la que un rey decide reinventarse un pasado a su medida, y aparece mencionada en “Los abusos de la memoria”, un breve pero brillante trabajo sobre el tema de Tzvetan Todorov, lingüista, filósofo e historiador búlgaro de nacionalidad francesa, ganador del premio Príncipe de Asturias 2008” (tomado del capítulo “Edificando el pasado”, del libro “10 K, la década robada”, del autor de esta nota)

La reinvención del pasado está inscripta en el ADN del kirchnerismo: la juventud maravillosa del setenta, la lucha inmobiliaria contra la dictadura, la democracia degradada por el populismo. Esa historia de la no historia tuvo hitos significativos: la reescritura del prólogo del libro “Nunca Más”, el pasado de lucha universitaria y política de Néstor y Cristina, la sacralización de Néstor desde la Bic hasta el mausoleo en Río Gallegos, la celebración del vigésimo quinto aniversario de la creación de Página 12 en la que yo mismo fui desaparecido.
–Ustedes estaban construyendo Página 12 en mayo del 87, y nosotros estábamos construyendo la campaña para la intendencia de Río Gallegos -dijo entonces la presidenta, que allí explicó lo que es el periodismo, según ella: “Voy a hablar de periodismo –dijo–, que es, en definitiva, tener información teórica para poder interpretar a través del pensamiento abstracto la realidad. Y que no te la cuente nadie, y darle esa versión, esa interpretación, al conjunto de la sociedad”. La interpretación abstracta y teórica dada entonces por el gobierno fue que yo, simplemente, nunca había existido, aunque desde el 28 de mayo de 1987 hasta 1996 todos los ejemplares del diario llevaran mi nombre en la contratapa: 3.285 ejemplares borrados de un plumazo oficial. En estos días, en Moscú, el Museo del Gulag expone, en la muestra “El comisario desaparece”, 150 imágenes manipuladas por el estalinismo; las imágenes fueron recogidas por el artista británico David King, quien decidió crear la colección cuando, en 1970, en un viaje a la Unión Soviética, intentó encontrar fotos de León Trotski. La orden de borrar mi nombre de las páginas del diario no comenzó con el kirchnerismo, se hizo una costumbre desde 1996 en adelante, hasta que desaparecí por completo. 

Por eso esta semana, cuando la twittera @yotengolaverdad, más conocida como La Pajarita Peponista, viralizó una borrada masiva de notas de Horacio Verbitsky, la noticia no me sorprendió. La Pajarita..., en verdad, reproducía algo que había descubierto en marzo otro twittero, @javiersmaldone. Los periodistas de Página 12 confirmaron a Clarín que las notas se borraron por pedido del propio Verbitsky, pero nadie termina de creer en los motivos que esgrimió. El 18 de noviembre, bajo el título “Fui yo”, el ministro sin cartera del kirchnerismo dijo que lo hizo “porque no quería darle la información premasticada a la nube de periodistas europeos que cayeron sobre Buenos Aires para preparar instant books sobre el personaje, ya que sigo investigando el tema y no me gusta regalar mi trabajo”. Como durante casi diez años ordené que le pagaran el sueldo, me consta que Verbitsky no regala su trabajo, pero eso no es lo importante. Lo curioso es el motivo: borrarlas ahora, como si sólo pudieran acceder a ese material desde Buenos Aires, como si no existiera la memoria cache en los buscadores o si no pudieran (los periodistas ávidos de la nube) entrar a buscar los artículos en www.archive.org. Las notas que Verbitsky borró son “El almirante y el Cardenal”, “Operación Cónclave”, “Mentiras y calumnias”, “Una persona ávida de poder”, “No sabe no contesta”, “Baseotto no está solo” y “Papabilidades”. Si se ingresa en estos días a la web de Página 12 buscándolas, se toparán con dibujos de Daniel Paz.

La reacción del Gobierno apenas elegido el papa Francisco, y en los tres días posteriores, fue patética: tweets borrados y resguardo del derecho al olvido periodístico que pedía Verbitsky. Agustina Kampfer, Daniel Tognetti, Sergio Ranieri e Ivan Schargrodsky fueron algunos de los que borraron sus tweets, en los que linkeaban a las notas del ministro sin cartera. Otros twitteros K pasaron de la condena al elogio a Bergoglio: Luis D’Elia, Dante Palma, Cynthia García, Juan Cabandié, María José Lubertino, Florencia Saintout, Gerardo Ferreyra, Javier Romero y Alex Freyre.

El 12 de julio de 2010, Tognetti escribía en su Twitter “Abusar de menores, apoyar a la dictadura y a Cristian Von Wernich está en el Plan de Dios según Jorge Bergoglio”.
“Te vas a pudrir en la cárcel, Bergoglio”, twitteo Schargrodsky.


“¿Cuánto tiempo tardará la Iglesia Católica en pedir perdón por haber elegido a Bergoglio Papa?”, profetizó Cynthia García el 13 de marzo. Dos días después, el 15, García recapacitó: “Francisco es austero y táctico, cercano a la realidad y adherente a la doctrina social de la Iglesia, ojalá logre un buen papado”.
¿Se arrepintió? ¿Cree que puede manipular la memoria colectiva? ¿Pensará que lo que se borra no existió? Es difícil decirlo; lo cierto es que, para vivir una segunda adolescencia Verbitsky ya está grande: tiene 72 años.

Investigación: JL/María Eugenia Duffard / Marcela Pagano.
Por Jorge Lanata o Larata como más prefieras…

domingo, 26 de mayo de 2013

Intelectuales al servicio del poder [Opinión]






Milton Friedman El concepto de “intelectual” fue acuñado en Francia durante el affaire Dreyfus, a fines del siglo XIX y se usaba como un calificativo peyorativo que los antridreufistas usaban para denominar a los personajes de la ciencia, el arte y la cultura (Emile Zola, Anatole France, Octave Mirbeau) que apoyaban la liberación del capitán judío Alfred Dreyfus acusado de traición.

Si lo definimos desde el marxismo, en particular desde Gramsci, la labor de lo que la izquierda ortodoxa llamaría “intelectual orgánico” es justificar ideológicamente la superestructura político-ideológica existente, en beneficio del predominio social de las clases dominantes, o su crítica, en beneficio de las clases dominadas.

El intelectual orgánico bien podría protagonizar aquel viejo chiste sobre los periodistas: –Hay que escribir sobre Dios… –Ok, ¿a favor o en contra?

Se ha escrito y debatido mucho sobre el rol del intelectual en la sociedad. Durante Sócrates los intelectuales intentaban dominar la violencia mediante el uso del diálogo frente a las convicciones políticas. Sócrates hacía algo intrínseco a cualquier intelectual: invitaba a los atenienses a interrogarse, a abrirse ante la pluralidad humana. Hay quienes comparan la tarea del intelectual dialóguico con el hecho de que cada persona contiene –como escribió Walt Whitman en su “Canto a mí mismo”– “multitudes”, y un intelectual debe aceptar esas diferencias como elemento constitutivo del mundo. Cuando se pregunta si los intelectuales deben meterse en política, Umberto Eco señala que la Grecia clásica ofrece “tres modelos de intelectual.
 

El primero es el de Ulises que, al menos en la Iliada, desarrolla funciones de intelectual orgánico según la vieja idea de los partidos de izquierda. Agamenón le pregunta cómo puede conquistar Troya y Ulises inventa la idea del caballo y, siendo como es un intelectual orgánico de su grupo, no se preocupa del final que puedan tener los hijos de Príamo. Después, como tantos intelectuales orgánicos que entran en crisis y se transforman en gurús o se ponen a trabajar en Mediaset (el grupo mediático de Berlusconi), Ulises se dedica a navegar y a sus propios asuntos. 

La segunda figura es la de Platón -sigue Eco-, que no sólo tiene una idea propia de la función oracular del intelectual sino que piensa que los filósofos pueden enseñar a gobernar. El experimento que pone en marcha junto al tirano de Siracusa no le sale bien, lo que quiere decir que hay que tener mucho cuidado con los filósofos que proponen un modelo concreto de buen gobierno. 

La tercera figura es la de Aristóteles que, como es de sobra conocido, fue el preceptor de un hombre de gobierno como Alejandro. Por lo que sabemos nunca le dio consejos precisos de que hacer en sus campañas”. “Hay una cuarta función del intelectual -termina Umberto Eco-. Sócrates desempeña su papel criticando a la ciudad en que vive y, después, acepta ser condenado a muerte para enseñarle a la gente a respetar las leyes. El intelectual que pienso tiene también ese deber: no debe hablar contra los enemigos de su grupo, sino contra su grupo. Debe ser la conciencia crítica de su grupo. Romper las convenciones. De hecho, en los casos más radicales, cuando un grupo llega al poder por medio de una revolución, el intelectual incómodo es el primero en ser guillotinado o fusilado (…) Deben aceptar la idea de que el grupo no les ame demasiado. Si les ama demasiado y les da palmaditas en la espalda, entonces es que son peores que los intelectuales orgánicos: son intelectuales del régimen”.

Esta semana la ofensiva emprendida por el aparato de propaganda estatal para desacreditar las investigaciones sobre lavado de dinero K incluyó un pronunciamiento del grupo de intelectuales orgánico “Carta Abierta”, su carta número 13, titulada “Los Justos”. La prosa mediocre e intrincada del texto permite adivinar con facilidad que fue escrito por Horacio González, y el texto llega con facilidad al paroxismo de ser más lazarista que el propio Lázaro. Me compara con Botana -junto a Jacobo Timerman, uno de los editores más importantes del siglo pasado- y traza un paralelo entre nuestra denuncia en PPT y las denuncias de corrupción que el diario Crítica utilizaba durante el golpe contra Hipólito Yrigoyen. “El programa de Lanata tiene elementos parecidos a las denuncias que él mismo hacía en la época de Menem, pero ahora le agrega elementos de music hall, de folletín gótico, de novela policial negra (…) eso no habla de la veracidad de las denuncias”. Para González (las bóvedas con dólares) “son indemostrables, elementos que requerirían la pluma de Edgar Allan Poe”.

La solicitud de pruebas, en términos casi judiciales, se alinea con el aparato de propaganda estatal: los cyber k, los periodistas oficialistas, los políticos, nos piden pruebas. La sensación es curiosa: tengo 52 años, soy periodista desde los 14, varias notas mías han hecho caer a funcionarios nacionales y nunca he tenido tantas pruebas que me apoyen como ahora. Pero me piden pruebas. 

Cuando publicamos la nota sobre la bolsa de Felisa Miceli en el baño no teníamos ni siquiera el acta de los bomberos, que intentamos, en vano, conseguir. Pero Néstor decidió que Miceli debía salir de su cargo e ir a juicio. Aquí hay pruebas documentales, testimoniales e, incluso, más de doscientas fotografías tomadas por quien ayudó a Lázaro Báez a desarmar la bóveda. Pero faltan pruebas. Sería más sincero que los intelectuales orgánicos como González y Forster reconocieran que, en el fondo, la corrupción no les interesa. Para ellos es un “daño colateral”, lo importante es la revolución que suponen estar haciendo.

“¡Qué carajo sé cómo hizo la plata Lázaro Báez!”, le gritó por radio Identidad Ricardo Forster al periodista Martín Pitton.

Sin tomar en cuenta las pruebas periodísticas, AQUÍ VAN LAS PRUEBAS JUDICIALES QUE LA INVESTIGACIÓN PROMOVIÓ:

 El 3 de mayo el fiscal Marijuán imputó al empresario K Lázaro Báez, a uno de sus cuatro hijos y a Fabián Rossi, representante de la financiera SGI en Panamá.

El martes pasado Carrió denunció que Báez desmanteló la bóveda que tenía detrás de la cava en su chacra de Río Gallegos. Mañana mostraremos por la televisión más de doscientas fotos –incluida una de Lázaro en la escena del delito– tomadas por Triviño, una de las personas que lo ayudó en esa tarea durante más de una semana.

Hay una causa contra el titular de la Procuraduría Adjunta de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC), Carlos Gonella, por omitir la imputación de Lázaro Báez al inicio de la causa cuando el organismo la tuvo a su cargo.

Hay una causa por las declaraciones de Miriam Quiroga, la ex secretaria de Néstor por la existencia de bolsos con dinero. Aún no declaró porque acaba de nombrarse al juez. Daniel Muñoz, a quien ella señaló como portador de los bolsos, fue imputado.

El 6 de mayo el fiscal uruguayo Juan Gómez hizo lugar a la presentación que hicieron los diputados Ocaña y Garrido por sociedades uruguayas de Lázaro.

La Justicia uruguaya también abrió una causa contra Pérez Gadín por la compra de un campo en 14 millones de dólares, lo que según Fariña había formado parte de la “ficción” que me vendió.

El Ministerio Público de Suiza abrió un procedimiento formal por el denominado “lazarogate”.

En actas de directorio de Austral Construcciones del 12 de junio de 2005 –mostrada por la televisión se deja constancia de que Báez y Kirchner fueron socios en la construcción de una propiedad horizontal de diez departamentos en Río Gallegos.

Se publicaron fotos del Tango 10, avión presidencial, en el hangar de Lázaro en San Fernando.

La Justicia investiga los vuelos del “avión recaudador”. PPT proporcionó los números de matrícula y fecha de los viajes.

Se presentaron en PPT varios documentos de Teegan INC, una de las cincuenta empresas truchas en la ruta del dinero K; el certificado de la incorporación de la firma en Belice; la escritura del notario de Panamá con la factura del costo de inscripción; el resumen del Banco Lombard Odier en Suiza donde se depositaron 1,5 millón de dólares; el alquiler de la empresa South Aviation con la firma de Rossi.


SÓLO NOS FALTA QUE LÁZARO SE ARREPIENTA, LLORE Y CONFIESE. PERO TAMBIÉN A ESO CARTA ABIERTA LE ENCONTRARÍA UNA JUSTIFICACIÓN.


Investigación: JL/María Eugenia Dufard/Amelia Cole

Por Jorge LANATA – Mayo de 2013